lunes, 12 de septiembre de 2011

LA PELUCA DE LA VIRGEN



   La peluca de una imagen mariana, la Virgen de Tejeda, de honda devoción en tierras valencianas, conquenses y otros lares, ha sido, y sigue siendo, objeto de polémica.

          En, el municipio de Garaballa, distante de está ciudad unos 140 kilómetros, donde se la venera, se han sucedido unos altercados, con intervención de la Guardia Civil incluida en el santuario y en la calle, por querer un grupo de vecinos del pueblo defender lo que ellos califican de tradición y portar peluca. Ellos se posicionaron contra la decisión que tomó el rector del santuario hace más de 15 años y el actual seguirla.  Miles de devotos tiene una figura tallada en piedra allá por el siglo VII y no más de 20 centímetros de altura.

    No quisiera encontrarme a ningún vecino de esa población o comarca, de donde soy originario con orgullo del pueblo y de Moya, y el pelo dichoso fuera el origen de acciones impropias.

    Somos ya mayorcitos, los unos y los otros, como para juntarnos y pedir mejoras para una población donde la unión entre los vecinos brilla por su ausencia para esos motivos.

   Somos ya mayorcitos para exigir en una mesa, y con buenas palabras, el respeto a una tradición de  años, algunos dicen centenaria que es más o menos desde cuando lleva pelo otrora cuestión es demostrarlo con papeles. Cierto es que quienes viven y años tienen la han visto toda la vida pero no superan el centenar de años.

    El mentado ornamento postizo lo mandó poner la iglesia en el siglo XVII en todas las imágenes góticas. Y es la iglesia quien le quitó los pelos a muchas imágenes, como la de Montserrat que no lleva, u otras lo siguen llevando, como la patrona de Valencia, la de los Desamparados, vamos digan a la Basílica  de quitárselo ya verán la que se lía.

     Quitó pues la peluca donde no halló oposición y la dejó donde la encontró, o sea dejó seguir la tradición para no ¨meneallo¨.

    Pero allí en Garaballa, donde el viernes 16 de septiembre empieza el LIV Septenario de Moya con la subida al castillo medieval desde el alba, un sacerdote pederasta y condenado hace años, decidió quitarla para recuperar la autenticidad de la imagen y retiró su confianza a varias vecinas del pueblo sobre el manejo, vestimenta y otras cuestiones de la imagen, que ahora, curiosamente y hecho objetivo es, lideran las protestas. Nunca fueron pues camareras de la Virgen sino mujeres de confianza como también lo fue una maestra que quiso poner pie y mando donde no debía, en la iglesia.

   Desde entonces todos los rectores del santuario han seguido ese criterio. Ellos  son quienes dictan bajo la supervisión del Obispado, en este caso el de Cuenca, como debe ser, por mucho que les cueste a algunos vecinos garaballeros. Las mentadas vecinas han seguido erre que erre con sus quejas pero nunca se han quejado al obispado, al menos nada dicen de haberlo hecho.

  Miren tampoco está bien meter el asunto en puertas de una institución política como el ayuntamiento y lo hizo la alcaldesa, Aurelia Palomares, del PP. Nada ha dicho el PP de que una institución gobernada por uno de los suyos se meta donde le llaman. O quizás lo han hecho y ella ni caso. A las suyas. Varios concejales ya se arrepienten de ese calzado metido de rebote en el apartado de ruegos y preguntas, en cuyo capitulo nada puede aprobarse sino sólo como ruego. Y si ruego fue mal ruego hicieron aprobándolo.


  Miren dejen la fiesta en paz y el septenario también que han tenido 16 años para arreglarlo y nada han hecho sino soliviantar al pueblo y dividirlo.

  Y si me preguntan. Manda el cura pero por cojones nada se consigue ni por la iglesia ni por los vecinos ni por el ayuntamiento. Y ahora menos.

  Y recuerdo lo dicho. Donde la iglesia halló oposición real y frontal dejó la cosas como estaban.

Hasta luego.

No hay comentarios:

Publicar un comentario